Hago esto hace mucho tiempo sintiendo la presencia de mi maestro Jesús, sabiendo que estando yo en obediencia y fe, viviendo en espíritu, dejando de lado el mundo y los deseos de la carne, pude encontrar un camino diferente. Así doy la oportunidad que me dieron a mí de ser grande en espíritu, dejando de lado los placeres de la lujuria y el dinero. Me entregué a ayudar al prójimo donde mi alma se regocija y me siento bien trabajando espiritualmente, en un despertar de conciencia más pleno, sabiendo que mi cuerpo lo dejo, ya que es un envase prestado. Mi felicidad de haber encontrado el propósito que Dios tenía destinado para mí que es con los pobres y desamparados.
Tengo una misión con los pueblos originarios, nuestros hermanos aborígenes, llevando alimentos, abrigo, calzado, juguetes, útiles escolares, electrodomésticos, televisores y fortaleciendo así nuestra fe en conjunto, leyendo la palabra bíblica. Gracias al Señor Jesucristo que me acompaña desde hace mucho tiempo en esta tarea que no es fácil, pero que me llena de gozo sabiendo que estoy trabajando para él. Siendo yo instructor de varias disciplinas espirituales, habiendo viajado por el mundo, buscando la verdadera liberación y el nirvana, buscando lo que ya estaba adentro mío que es la presencia del espíritu santo. Al tocar fondo me di cuenta que mis respuestas estaban en el ayuno, la meditación, la oración y la solidaridad.
Roberto Giammarino